Cómo Proteger a Nuestros Hijos de la Violencia y Ser un Buen Modelo
- 18 ago
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Lo que los hijos ven, lo replican
Nuestros hijos aprenden observándonos. Copian nuestras palabras, nuestras actitudes y nuestras formas de resolver los problemas. Si nos ven gritar, desvalorizar o golpear, pueden normalizar esas conductas. Si nos ven actuar con respeto, autocontrol y empatía, crecerán con esas herramientas.

Muchas veces creemos que los niños no se dan cuenta de lo que pasa en casa, pero la realidad es que captan mucho más de lo que decimos. Todo lo que ocurre frente a ellos —las discusiones, los silencios tensos, los actos de afecto, incluso las decisiones que tomamos— se va almacenando en su mente y forma parte de su educación emocional.
La violencia va más allá de los golpes
Cuando hablamos de violencia, no solo nos referimos a lo físico. Existen también formas emocionales, verbales y psicológicas de dañar a un niño. Frases humillantes, indiferencia, gritos, amenazas, chantajes o exponerlos a situaciones para las que no están preparados, pueden afectar seriamente su desarrollo.
También es una forma de violencia exponer a los hijos, directa o indirectamente, a situaciones sexuales o íntimas. Algunos padres creen que sus hijos no entienden o no están prestando atención, pero la realidad es que incluso sin comprender del todo lo que ven o escuchan, los niños perciben el ambiente, y esto puede generarles confusión, inseguridad o miedo.
Estudios del Instituto Nacional de Salud Mental y otras entidades internacionales han demostrado que los hijos expuestos a conflictos intensos o situaciones inapropiadas para su edad tienen más probabilidades de desarrollar ansiedad, estrés crónico o problemas de comportamiento.
Proteger no es sobreproteger, es guiar y dar ejemplo
Estos son algunos pasos que puedes tomar hoy para proteger y guiar mejor a tus hijos:
1. Sé el ejemplo que deseas que ellos sigan
No enseñes con amenazas, enseña con acciones. Si cometes un error, discúlpate. Si te frustras, respira y explícales cómo estás manejando tus emociones. Ellos imitarán lo que ven.
2. Haz de tu hogar un espacio seguro emocionalmente
No se trata de que nunca haya desacuerdos, sino de que los desacuerdos se manejen con respeto. Los niños necesitan sentirse escuchados, valorados y amados sin condiciones.
3. Habla con claridad y honestidad según su edad
No ocultes todo, pero adapta la información. Dales herramientas emocionales, no cargas innecesarias.
4. Evita discusiones y conductas inapropiadas frente a ellos
Tus hijos no deben ser testigos de peleas de pareja, ni estar expuestos a contenido o comportamientos sexuales. Cuidar su entorno también es parte de criarlos con amor.
5. Pide ayuda si lo necesitas
Nadie tiene todas las respuestas. Ser padre o madre es difícil, y está bien buscar apoyo. La orientación y la comunidad pueden marcar una gran diferencia.
Nuestros actos tienen consecuencias
La crianza es un proceso continuo. Lo que sembramos hoy con nuestras acciones, lo cosecharemos mañana en las relaciones, decisiones y bienestar de nuestros hijos. Ser un modelo positivo no significa ser perfecto, sino ser consciente. Corregir a tiempo. Pedir perdón. Aprender juntos.







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