Autoestima real vs. elogio vacío
- 15 sept
- 2 Min. de lectura
Hoy en día escuchamos con frecuencia frases como: “¡Muy bien!”, “¡Eres el mejor!”, “¡Eres un campeón!”. Estos elogios, aunque bien intencionados, pueden ser contraproducentes si no tienen una base real. ¿Por qué? Porque cuando se usan de forma automática o exagerada, se convierten en elogios vacíos que no construyen una autoestima sólida, sino una necesidad constante de aprobación externa.
Según la psiquiatra Marian Rojas Estapé, la verdadera autoestima no se forma a base de halagos, sino a través del esfuerzo, la superación, el reconocimiento interno y el vínculo emocional seguro.

¿Qué es una autoestima real?
Es la capacidad que tiene una persona de valorarse a sí misma desde lo que es y lo que hace, no desde lo que los demás dicen de ella. Es sentirse capaz, digno, y aceptado tal como es, incluso cuando comete errores.
Un niño con autoestima real:
Se esfuerza aunque no le salga perfecto.
Aprende de sus errores.
Se siente querido aunque no sea el mejor.
No necesita compararse para sentirse valioso.
¿Qué pasa con el elogio vacío?
Cuando constantemente le decimos a un niño “¡Eres el mejor!”, sin una base clara:
Aprende a depender de la validación externa.
Puede evitar retos por miedo a fallar y perder aprobación.
Se enfoca más en el resultado que en el proceso.
Puede crecer con una autoestima frágil, que se rompe fácilmente ante la crítica o el fracaso.
3 pasos para fomentar una autoestima real
1. Anima el esfuerzo, no solo el resultado
En lugar de decir “¡Qué dibujo tan hermoso!”, puedes decir:
👉 “Noté que le dedicaste mucho tiempo a los colores” o “Me encanta cómo combinaste los detalles”.
Esto les enseña que lo valioso no es ser el mejor, sino el compromiso con lo que hacen.
2. Valora la constancia y la mejora personal
En vez de aplaudir solo cuando ganan, reconoce su progreso:
👉 “Antes te costaba, y ahora lo haces más fácil”, “Estás aprendiendo a tener más paciencia”.
Así conectan con su valor interno, no con el premio externo.
3. Evita comparaciones
Cada niño tiene su propio ritmo. Frases como “Mira cómo lo hace tu hermano” dañan más de lo que ayudan.
En su lugar, enfócate en su proceso personal:
👉 “Estoy orgullosa de ti por seguir intentando”.
Recuerda
Los niños no necesitan que les digas que son perfectos, necesitan saber que son valiosos incluso cuando fallan. Que su valor no está en los aplausos que reciben, sino en lo que son como personas.
Pregunta para reflexionar:
¿Qué tipo de reconocimiento estás ofreciendo?
¿Estás alimentando la confianza interior de tu hijo o su necesidad de aprobación externa?







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